Pueblo de Haití Demanda Otras Elecciones; Acusan EEUU estar Detras de Fraude

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Por Selma James y Nina López/ Traducción: Iván Pérez Carrión

El 16 de diciembre el pueblo de Haití marcará el 25 aniversario de su primer presidente electo democráticamente, Jean-Bertrand Aristide, el sacerdote teólogo de la liberación al que cariñosamente llaman “Titid”.

Esta es una fecha importante, sobre todo porque Haití es el en medio de las elecciones, parlamentarias, a continuación presidenciales, y la ronda final programada para el 27 de diciembre.

Pero las elecciones financiadas por EE.UU. por una suma de US$30 millones, se las están robando y desde agosto decenas de miles de personas han salido en varias ocasiones a las calles para protestar contra un “golpe electoral”.

Por primera vez desde 2004, cuando un golpe de Estado de Estados Unidos eliminó a Aristide por segunda vez, a su partido Fanmi Lavalas se le ha permitido estar en la boleta electoral y su candidato, Maryse Narcisse, una mujer, ha sido aprobado personalmente por él.

Las elecciones se han visto afectadas por la violencia y el fraude estatal. Maxine Waters, miembro del caucus negro del Congreso estadounidense y defensora de larga data de Haití, escribió al secretario de Estado John Kerry lo siguiente: “Muchos están pidiendo la renuncia del actual CEP [Consejo Electoral Provisional] y la anulación total de toda la primera ronda”.

Fue ignorada, y el 25 de octubre la segunda ronda siguió adelante. Una vez más, se informó sobre la intimidación y anomalías incluyendo las de las reportadas por la misión de observación electoral Comunidad del Caribe (Caricom).

Un examen exigido por Narcisse confirmó irregularidades en el 98% de las actas de escrutinio reexaminadas. El director ejecutivo de la Red Nacional de Defensa de Derechos Humanos declaró que reflejan “actos masivos de fraude dirigidos a cambiar los resultados de las elecciones” para beneficiar Jovenel Moise, el candidato respaldado por el presidente saliente, Michel Martelly y sus patrocinadores estadounidenses.

Cualquier candidato que se beneficia del fraude puede ser expulsado, pero el CEP se ha negado a descalificar a Moise, de ahí que Narcisse esté llevando una demanda contra el CEP ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

Margaret Prescod, periodista y coordinadora de Mujeres de Color en la Huelga Mundial de Mujeres, formaba parte de una delegación de investigación de las bases organizada por el Comité de Acción de Haití. Su programa, “Sojourner Truth” (en la emisora radial Pacifica KPFK), informó sobre los ataques de la policía contra los manifestantes con gases lacrimógenos, porras y balas reales.

A usted se le podría perdonar no saber nada de esto porque los principales medios de comunicación se han mantenido en gran medida la distancia. Cuando instamos a un corresponsal de Canal 4 Noticias a cubrir las elecciones fraudulentas, nos dijo con cierto desdén: “Yo viví en Haití. Eso ocurre siempre”. Las vidas de los haitianos, al parecer, no tienen importancia.

Sin embargo, cuando el devastador terremoto mató a más de 200,000 personas en 2004, los británicos y otros alrededor del mundo ayudaron con donaciones generosas como sin precedentes y se recaudaron US$13,5 mil millones, pero nunca llegaron a los sobrevivientes.

Muchas ONG ‒en particular la Cruz Roja de Estados Unidos‒ están acusadas de robarse el dinero. Con cientos de miles de personas que siguen viviendo en campamentos sin agua potable, la Fundación Clinton-Bush Haití y la Corporación Financiera Internacional han estado construyendo hoteles de lujo en Petion-Ville.

Para proteger la sensibilidad de los huéspedes que pagan US$250 por noche, los barrios pobres que se vislumbran recibieron una mano de pintura, con pintorescos colores brillantes, por supuesto.

Pero los haitianos tienen una historia gloriosa que nunca han olvidado. Su revolución de 1804 contada vívidamente en el libro clásico Los jacobinos negros, derrotaron a Napoleón y abolieron la esclavitud, y sembraron un ejemplo para el resto del mundo.

Los imperios coloniales temblaron al ver a los esclavos que se habían liberado ellos mismos y estaban ayudando a los movimientos de liberación en el continente americano.

Los haitianos han sido castigados por su éxito, y han sido empobrecidos sistemáticamente desde entonces. En 1825, Francia impuso una “deuda” por la pérdida de “su propiedad”, léase, los esclavos liberados.

Cuando Aristide exigió reparaciones a Francia en 2003, el dinero que Haití había le pagado a Francia se estimó en US$21,7 mil millones. En 1914, EE.UU. ocupó y se hizo cargo del banco nacional de Haití. Tanto Francia como Estados Unidos respaldaron a los dictadores Duvalier ‒Papa y Baby Doc‒- que robaron millones, mientras que sus paramilitares, los Tonton Macoutes aterrorizaron a la isla durante décadas.

Intervención ha tenido otras consecuencias desastrosas. Haití fue inundado con arroz estadounidense que destruyó su agricultura de subsistencia y sus 1,3 millones de cerdos nativos fueron exterminados con la excusa de que pudieran llevar la peste porcina de los EE.UU.

Pero los haitianos nunca se han dado por vencido. Su movimiento de masas de 1986-90 a Baby Doc Duvalier al exilio y votó a Aristide. A los pocos meses fue destituido por un golpe de Estado apoyado por la CIA; recuperado, regresó y fue reelegido con el 93% de los votos.

Mientras estaba en el cargo, se negó a privatizar los activos públicos, construyó escuelas y hospitales, apoyó a las mujeres y los agricultores, abolió el temido ejército y duplicó el salario mínimo. No es de extrañar que lo amen.

En 2004, el valiente Aristide que había abierto el palacio de gobierno a los niños de la calle fue eliminado de nuevo, esta vez por los marines estadounidenses. Y llegaron las tropas de la ONU, para legitimar el golpe de Estado.

A diferencia de Ruanda, donde las tropas de la ONU no intervinieron para detener el genocidio, en Haití se excedieron: mataron a los partidarios de Aristide, violaron niños y niñas (los soldados de Sri Lanka y Uruguay tuvieron que ser retirados por las acusaciones de violación) e infectaron a la población con el cólera.

En su lucha contra el imperialismo, los jacobinos negros de hoy enfrentan no sólo a EE.UU., Canadá y Francia, sino incluso a los gobiernos progresistas de América Latina, como Brasil, que encabeza las fuerzas de ocupación de la ONU; y Ecuador, que entrena su policía represiva. Y mientras que algunos se opusieron a la “selección” de EE.UU., Martelly, un ex Tonton Macoutes, para presidente, no se han negado a trabajar con él.

Estuvimos allí en 2011 para recibir a Aristide y su familia cuando finalmente fueron autorizados a regresar. Fue un día extraordinario, lleno de amor, esperanza y emoción mientras miles de personas acompañaron a su casa a Titid desde el aeropuerto. Su esposa Mildred Trouillot nos dijo: “Esta es una victoria que no nos pueden quitar”.

Tenía razón. A pesar de todas las intervenciones y ocupaciones, el pueblo revolucionario de Haití no ha sido derrotado y hoy exige elecciones transparentes.

Se están planificando acciones de apoyo internacional para 16 de diciembre, incluso frente a la embajada de Estados Unidos en Londres.

*Selma James y Nina López son coordinadores conjuntos de la Huelga Mundial de Mujeres. Para más información contactar: gws@globalwomenstrike.net y www.haitisolidarity.net
http://www.morningstaronline.co.uk/a-8712-Haiti-Massive-electoral-fraud-ignored#.Vmlqg9LhDGL
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